El valiente llamado del papa - Agencia ONV

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14 oct 2025

El valiente llamado del papa

 


Caracas / Foto: Archivo.- Transita la humanidad por una era aciaga en la que los valores tradicionales parecen haber sucumbido a una vorágine de desolación y angustia. La crisis ha abierto la senda a una época en la que la paz y cualquier asomo de tranquilidad y de necesaria humanización se ha desplazado por un vertiginoso llamado al facilismo y a la rapidez, sin entender que los atajos pueden ser peligrosos y potencialmente perversos.

Se ha relativizado el llamado a la guerra y a las salidas que suenan sencillas sin entender el daño irreversible que puede asomarse. Algunos más osados todavía incentivan los quiebres violentos y hablan sin ruborizarse de ataques, presiones y conflictos como si no hubiese peligro alguno. En sus cómodas poltronas en el exterior, escondidos en los teclados de sus computadoras, o en los humeantes y concurridos cafés ubicados en otras latitudes, planean escenarios fantasiosos que no sólo no se concretarán, sino que de ocurrir, pueden dejar daño irreparable.

Muchos hablan de una guerra sin angustia, sencillamente porque no la han vivido ni han experimentado sus garras envenenadas. El conflicto como alternativa es un sinsentido y nunca ha sido la postura idonea para avanzar. Al contrario, las consecuencias son funestas en todos los casos. Ejemplos anteriores sirven para ilustrar: la España republicana; la argentina de Isabelita de Perón; y el Chile del presidente Allende, son casos en los que grupos irresponsables auparon la violencia y sembraron un daño sustancialmente mayor a lo que decían combatir.

Recientemente hay otros casos que merece la pena resaltar, pudiendo citarse las coyunturas de Irak y Libia, países en los que se incentivaron intervenciones extranjeras para superar a los funestos sistemas que los regían, llevando a escenarios de anarquía que incluso desmoronaron el Estado, mientras la comunidad internacional que había impulsado las acciones o simplemente había guardado silencio, se desentendió. No colocamos el caso de Afganistán pues su desarrollo resulta mucho más patético al intervenirse sin mediar y notar que a los pocos años quienes habían sido depuestos, retornaban sin resistencia de forma victoriosa.

Como todo ello genera angustia, hay que buscar aplicar soluciones lo menos traumáticas posibles a las crisis. Es fundamental avanzar en un entendimiento, así el término genere urticaria en los que creen que, por hablar duro y recalcar las palabras, tienen mucha más razón que los otros, aplicando la burla o la aplanadora de las redes a aquellos que “osen” disentir de sus enfoques absolutos e inequívocos.

De allí que el mensaje del papa León XIV publicado en las redes sociales el 11 de octubre de 2025, no solo es necesario sino valiente. A los altaneros y gritones les antepone el papa un mensaje racional, de altura y nivel al que hay que apostar, afinando la necesidad de un entendimiento que permita superar la noción de amigos y enemigos y proponer un marco de confraternidad.

Fácil no es, eso es cierto, pero intentarlo es mucho menos costoso que lo que puede resultar avanzar en una conflagración o mantener una absurda amenaza permanente. Claro está que los vendedores de humo y los que sí anhelan con sed y saña un desenlace violento, no comparten este discurso, pues al ser el mundo circular y tocándose los extremos, los polos se confunden, nutriéndose cada actor en su retórica que, si bien dice confrontarse, se complementa.

Diversos sectores indican que no sirve de nada dialogar, pero lejos de la crítica, no hay otra propuesta. No dicen que hay que hacer en cambio de establecer una negociación que ha de ser seria y comprometida. Quienes se oponen al diálogo no presentan sus planteamientos, incurriendo en un peligroso vacío que deja mal parada a la sociedad y que se presta a cualquier cosa.

Los habitantes de lo que alguna vez fue Libia terminaron entrampados entre dos aplanadoras: Gadafi o la guerra, dejando como resultado la destrucción y evidenciando lo precario que puede resultar el ser humano al perder la noción multicolor y circunscribir todo a un entramado de absolutos; de blanco y negro. Ha podido avanzarse en una dirección de construir consensos y apostar por factores comunes. Muchos no quisieron; a otros no les interesó, y de allí que el país no sea más que un cúmulo de cenizas con el recuerdo de lo que alguna vez fue un Estado.

El papa León XIV sabe probablemente que se expone a insultos y descalificaciones, pero conoce que su deber pasa por ser guía moral y factor de conciencia para un mundo que requiere que le hablen claro y trabajen por él, y no que le formulen propuestas que aunque atractivas por lo supuestamente rápido dejarán lacerada la piel de la concordia y no constituyen un avance al futuro.