Así calificó al eminente guitarrista y compositor venezolano, de quien se cumplen 100 años de su nacimiento, el crítico inglés JohnWilliams. Su obra, prolífica, singular y consistente, tuvo trascendencia mundial.
El 3 de agosto de 1917, en Ciudad Bolívar, la apacible capital guayanesa, nació hace hoy 100 años, Antonio Lauro, uno de los músicos venezolanos de mayor relevancia internacional, cuya importante obra guitarrística proyectaron fuera de nuestro país, en los más exigentes escenarios, exponentes de ese instrumento de la talla del español Andrés Segovia y el venezolano Alirio Díaz.
Hijo de Antonio Lauro Ventura, quien era barbero y músico, nacido en Pizzo Calabro, Italia, y de Armida Cutroneo, oriunda de Maratea, un pueblo al sur de aquel país, recibió de parte de ellos sus primeras inclinaciones musicales. Su padre falleció cuando apenas tenía 5 años. Con su madre viuda y dos hermanos, viajan a Caracas en busca de nuevos horizontes.
Aquí emprendió estudios, a la edad de 9 años, en la Academia de Música y Declamación (hoy Escuela Superior de Música José Ángel Lamas), donde aprendió teoría, solfeo y composición. Tuvo como maestros a Vicente Emilio Sojo, Juan Bautista Plaza, Salvador Llamozas y Raúl Borges, quien fue su profesor de guitarra entre 1930 y 1940, disciplina a la cual se dedicó intensamente. También integró el Orfeón Lamas, fundado por Vicente Emilio Sojo.
Debido a que carecía de recursos económicos con los cuales financiar sus estudios, los tuvo que costear trabajando como guitarrista acompañante en los programas de la emisora Broadcasting Caracas (luego Radio Caracas Radio) y posteriormente con el célebre trío Los Cantores del Trópico, que fundó con Marco Tulio Maristani y Manuel Enrique Pérez Díaz.
Una obra prolífica
En 1940, con solo 23 años de edad, recibe su título de maestro compositor. A partir de allí, se dedica formalmente a la creación musical. En 1947 compuso una de sus primeras obras de importancia, el poema sinfónico, con solistas y coro, “Cantaclaro”, inspirado en la novela homónima de Rómulo Gallegos.
Escribe y ejecuta numerosos valses. “Natalia”, el más famoso, dedicado a su hija, y “María Luisa”, en honor de su esposa, además de “Tatiana”, “Andreína” y “Yacambú”, entre otros. Aparte de la guitarra, sus composiciones pasan por los campos vocal, coral y orquestal.
Obtuvo los Premios Oficiales de Música en 1947, 1948 y 1950. También tres premios Vicente Emilio Sojo, correspondientes a los años 1948, 1955 y 1957.
A raíz del golpe de Estado del 24 de noviembre de 1948, resultó encarcelado y exiliado por su vinculación con algunos dirigentes del partido Acción Democrática. Permaneció 10 años en el destierro (1948-1958), tiempo durante el cual compuso notables piezas musicales.
La obra de Antonio Lauro fue tan prolífica, singular y consistente, que el compositor, músico y crítico inglés, John Williams, le llamó, nada más y nada menos, que “el Strauss de la guitarra”. El maestro murió en Caracas el 18 de abril de 1986, a los 68 años.
Fuente: iNFORME 21
