AVN.- En días recientes el presidente de la República, Nicolás Maduro, denunció el carácter injerencista de las declaraciones ofrecidas por el director de la Agencia Central de Inteligencia norteamericana (CIA por sus siglas en inglés), Mike Pompeo, quien en una entrevista reafirmó que esa nación tiene intereses en Venezuela, y en función de ello coordina acciones injerencistas con los gobiernos de México y Colombia, para desestabilizar el orden interno e intervenir en asuntos soberanos de la nación suramericana.
A estas declaraciones se suman las medida unilaterales impuestas por el presidente de Estados Unidos (EEUU), Donald Trump, con la intención de coartar procesos políticos ciudadanos en Venezuela, como la elección de representantes a la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), convocada por el jefe del Estado venezolano en ejercicio de sus atribuciones constitucionales.
Sin embargo, más allá de las declaraciones públicas y la política internacional asumida por los gobiernos norteamericanos ante Estados de corte soberanista e integracionista, como la República Bolivariana de Venezuela, ha sido comprobada la participación de organismos secretos y de seguridad de los EEUU en planes desestabilizadores en esas naciones
En 2015, el ex contratista de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA por sus siglas en inglés) de EEUU, Edward Snowden, publicó un documento, fechado en marzo de 2011, con la etiqueta "ultrasecreto", que evidencia que esta agencia, en cooperación con la embajada estadounidense en Venezuela, espió las comunicaciones internas, correos electrónicos, perfiles de empleados y otros datos de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), incluidos funcionarios de alto nivel como Rafael Ramírez, quien era su presidente.
"Entender Pdvsa es entender el corazón económico de Venezuela", reza este documento ultrasecreto revelado por Snowden.
En febrero de 2013, el Gobierno venezolano desmanteló un plan golpista impulsado por varios altos mandos y oficiales, activos y retirados, de la Aviación Militar Bolivariana, que planeaban perpetrar un ataque aéreo contra el presidente de la República, e instaurar un "gobierno de transición".
El presidente Nicolás Maduro denunció entonces que se había comprobado el financiamiento directo de este plan por parte de altos funcionarios de gobierno de EEUU, y que la participación de la embajada norteamericana había sido clave para la coordinación de las acciones golpistas.
Desde la llegada del comandante Hugo Chávez a la presidencia de la República, en 1999, para dar inicio a un proceso de transformación social a través de la inclusión, reivindicaciones y redistribución equitativa de las riquezas nacionales, el país norteamericano ha apelado a planes injerencistas para defender sus intereses mercantiles y de poder geopolítico.
En abril de 2002 hizo efecto el primer gran plan desestabilizador concebido por EEUU con colaboración de la derecha nacional, con el fin de retomar el poder político de Venezuela. Fue el golpe de Estado que logró sacar de Miraflores al presidente Chávez por 47 horas, con participación comprobada de la CIA y otras instancias de Estado norteamericanas, que fue derrotado por la movilización del pueblo con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (Fanb).
