A los 24 años, Alexandr Wang ya ha logrado lo que muchos consideran una meta inalcanzable: transformarse en multimillonario. Cofundador de Scale AI, su empresa especializada en entrenar modelos de inteligencia artificial, Wang no solo construyó una compañía valorada en miles de millones, sino que también abordó con franqueza qué decisiones cree esenciales para que otros puedan seguir una trayectoria similar.
Wang atribuye su ascenso más al rigor constante que a un talento innato. En entrevistas recientes, ha insistido en que no existe una “fórmula secreta”, sino una combinación de aprendizaje intensivo con herramientas tecnológicas como GitHub Copilot, Tabnine o plataformas de depuración automática. Sostiene que la clave radica en dominar esos recursos mejor que el resto, y en dedicar tiempo meditado a experimentarlos.
Para él, vivimos un momento decisivo en la historia del software y la inteligencia artificial. Advierta que gran parte del trabajo de los programadores será eventualmente delegado a modelos autómatas, y que quienes hoy aprendan a “comunicarse con máquinas” tendrán una ventaja competitiva. Recomienda que, desde disciplinas tempranas como la adolescencia, se cultive la habilidad de plantear instrucciones precisas a sistemas automatizados.
Más allá de las herramientas, Wang rescata la vieja noción de las “10.000 horas” para perfeccionar destrezas, pero la contextualiza: asegura que quienes dediquen ese tiempo a experimentar con tecnologías emergentes estarán en una posición de privilegio. Su mensaje no es exclusivo ni elitista, sino un llamado para que jóvenes dispuestos se formen, persistan y se adapten en un mundo que redefine sus reglas.
Con información de: AS
